En la edición de este año, el Nobel de Literatura se lo han concedido a Harold Pinter, premio como todos ampliamente merecido. Aunque a mí me parece muy dificultoso valorar el mérito humano y también el literario. Cada año, cuando la academia sueca otorga el galardón, riadas de personas acuden a los grandes almacenes en busca de sus libros y las editoriales lanzan una edición tras otra. Y pienso yo que no tengo el porqué seguir los dictados del Nobel, que la literatura tiene sus propios caminos para descubrirnos a los autores que son de nuestro interés. Y que mucho mejor que seguir los gustos de cualquier jurado de cualquiera de los premios que se conceden, es dejarse aconsejar por esos libreros enamorados de su profesión, de los que ya no van quedando, porque van siendo desplazados por las grandes superficies, puesto que ellos han ido perfilando el gusto de sus clientes y conocen lo que necesitan para atenderlos.
Es sabido que los premios tienen un efecto distorsionador. Ningún escritor debiera escribir pensando en ellos o en el dinero que va a ganar. Si hay alguno que lo haga, ése no me interesa.
Tampoco los científicos deberían desarrollar su labor con el objetivo de ser premiados por alguna academia de algún lugar, sino por el prurito de dar a sus capacidades y a su formación el mejor de los fines posibles: que resulten útiles a la humanidad.
El generoso Inci no pudo asistir a la inauguración del Palau
Por los chicos
Oro entre brumas
Pocarropa siempre tiene las cosas más difíciles. Si el implicado fuera artista de cine o similar, ya estaría en la calle.
Es sabido que los premios tienen un efecto distorsionador. Ningún escritor debiera escribir pensando en ellos o en el dinero que va a ganar. Si hay alguno que lo haga, ése no me interesa.
Tampoco los científicos deberían desarrollar su labor con el objetivo de ser premiados por alguna academia de algún lugar, sino por el prurito de dar a sus capacidades y a su formación el mejor de los fines posibles: que resulten útiles a la humanidad.
El generoso Inci no pudo asistir a la inauguración del Palau
Por los chicos
Oro entre brumas
Pocarropa siempre tiene las cosas más difíciles. Si el implicado fuera artista de cine o similar, ya estaría en la calle.
4 comentarios:
Desde luego que los premios nobeles de literatura son siempre merecidos, pero coincido plenamente contigo en que el lector debe encontrar su propia forma de descubrir aquello que merece la pena leer.
Un saludo!
HOLA VICENTE.
Desde el Caribe en:
http://zeniaregalado.blogia.com
Es cierto lo de la injusticia de los premios a veces. Hay regiones del mundo que jamás tienen uno, o en las cuales es raro un premio. ´¿Será que no tienen figuras talentosas?. No lo creo. Hasta pronto
Lo que ocurre con éste en concreto es que tiene mucho prestigío y no se dejan influenciar por nada ni nadie, lo que es de agradecer hoy día, con tanto premio Planeta ya vendido antes de salir a la luz. Un abrazo
Bien dice Vicente que la literatura tiene sus propios caminos. Recuerdo que Saramago llego a mis manos años antes de que lo galardonaran con el nobel y se volviera tan de moda. Una brasilera que paso con su hija por Bogotá, regresando de una travesía, escampó un atraco en La Habana en mi casa de La Candelaria. Llevaba una copia en portugues de 'El evangelio según Jesucristo' que obtuve en versión traducida.
Respecto a Pinter, debo confesar que hasta el sol de hoy lo escucho mencionar. Perdonarán mi ignorancia.
En nuestra bitacora, citamos un texto suyo leido en la Casa de los Comunes:
http://www.elremolino.net/?p=87
A.
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