Coincido con el editorial de de hoy de Las Provincias en el sentido de que la comparación que hizo José Blanco acerca del tratamiento que reciben los Estatutos valenciano y catalán más que a una torpeza podría obedecer a una estrategia minuciosamente calculada. Añado por mi cuenta que, de ser cierto, con bastante malasombra.
Viene a cuento decir, en este caso, que el hecho de que los valencianos nos sintamos cómodos dentro de España y llevemos alrededor de cien años cantando un himno la mar de hermoso, en lugar de generar respeto hace que los sucesivos gobiernos españoles, al ver que no creamos problemas, nos toman a chacota y nos niegan todo. Cuando digo todo pienso en tres cosas: el idioma, el agua y el AVE. Si pienso un poco más, las tres cosas se quedan en poco. Y no sólo éso, sino que además se nos utiliza groseramente.
Porque, abundando en el citado editorial, el Estatuto valenciano, al margen de que sea más o menos acertado, está hecho pensando en aprovechar del mejor modo las posibilidades que ofrece el actual Estado de las Autonomías, sin ningún afán rupturista.
El Estatuto catalán, en cambio, viene con otras intenciones muy diferentes. Por mi parte, creo que es muy oportuno, porque tiene la virtud de demostrar de modo fehaciente, algo que de todos modos ya era palpable: el fracaso del Estado de las Autonomías. Creo que ha llegado el momento de replantearlo y establecer un sistema más lógico, justo y funcional.
Editorial
El 75% de los valencianos, tres de cada cuatro, consideran que el Gobierno ha perjudicado a la Comunidad Valenciana.
Viene a cuento decir, en este caso, que el hecho de que los valencianos nos sintamos cómodos dentro de España y llevemos alrededor de cien años cantando un himno la mar de hermoso, en lugar de generar respeto hace que los sucesivos gobiernos españoles, al ver que no creamos problemas, nos toman a chacota y nos niegan todo. Cuando digo todo pienso en tres cosas: el idioma, el agua y el AVE. Si pienso un poco más, las tres cosas se quedan en poco. Y no sólo éso, sino que además se nos utiliza groseramente.
Porque, abundando en el citado editorial, el Estatuto valenciano, al margen de que sea más o menos acertado, está hecho pensando en aprovechar del mejor modo las posibilidades que ofrece el actual Estado de las Autonomías, sin ningún afán rupturista.
El Estatuto catalán, en cambio, viene con otras intenciones muy diferentes. Por mi parte, creo que es muy oportuno, porque tiene la virtud de demostrar de modo fehaciente, algo que de todos modos ya era palpable: el fracaso del Estado de las Autonomías. Creo que ha llegado el momento de replantearlo y establecer un sistema más lógico, justo y funcional.
Editorial
El 75% de los valencianos, tres de cada cuatro, consideran que el Gobierno ha perjudicado a la Comunidad Valenciana.
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