En cierta ocasión, tras una “tomatina”, alguien dijo algo sobre la España profunda. En Buñol hay dos importante bandas de música, repliqué. Para añadir a continuación que José María Cervera Lloret y José María Cervera Collado habían sido dos de los más renombrados directores que había tenido una de ellas, la antiguamente conocida como Banda de Rehues.
Cuarenta mil fueron los que acudieron a la llamada del tomate o, mejor dicho, del tomatazo. Y ciento treinta las toneladas de tomates echadas a perder. Aunque no se descarta que alguno de los tomates fuera a parar, sin sal, a alguna que otra boca. En las fotos se observa la satisfacción de los intervinientes. Es probable que muchos de ellos vuelvan el próximo año.
No llegan a tantos los que acuden a los conciertos de los “litros” o de los “feos”, de la Armónica o de la Artística.
Pero Buñol tiene más cosas que lo hacen merecer la visita, cosas para ver y cosas para comer. No todo es el tomatazo.
La España profunda es ambulante. Y tampoco es la España profunda. Llegan desde todas partes.
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