martes, mayo 02, 2006

José Mantero

No me había detenido nunca a leer los comentarios que suscita la bitácora o blog de José Mantero, pero creo que fue ayer cuando puse un nombre en el buscador, para averiguar un dato sobre él, y fue cuando no tuve más remedio que leerlos. Muchos de quienes los escriben no quisieran, por nada del mundo, que se descubrieran sus nombres y se hicieran públicos, junto con las obras de su creación, por lo menos, las que dejan en ese lugar. Ellos hacen como las gallinas: por donde pasan, ensucian. Poco más daño que ése pueden hacer quienes se esconden tras el anonimato, puesto que al evidenciar su intención, la acción pierde toda su fuerza.
Quienes insultan a José Mantero no critican sus artículos. Primero atacan su homosexualidad. Puesto que es homosexual hay que humillarlo. Y luego, pretenden que calle este dato. Con esta altura de miras tienen suficiente para dar lecciones al mundo, eso sí, a escondidas.
Falta que la Conferencia Episcopal, que tanta prisa se ha dado para ofrecerse a mediar con ETA, o a ayudar en eso que los infames han dado en llamar proceso de paz, salgan en defensa de un ser humano al que no se permite ejercer su libertad de expresión y su derecho a vivir plenamente.


Incitatus

Los pergaminos cátaros

Depilación
También en Periodista Digital

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Mantero no vale ni para homosexual. Mucho menos para cura, me parece bien que lo hayan suspendido y ahora se dedique a predicar en el desierto a los tontos de turno. Los curas, si quieren servir a Cristo, que sean curas de verdad. El resto, a chuparle el culito a Mantero y a los que les guste el cristianismo descafeinado y acomodaticio, que somos muchos así.

Vicente Torres dijo...

Usuario anónimo:
No me cabe ninguna duda de que usted se tiene por muy buen cristiano. Incluso puede que esté orgulloso del comentario que ha puesto. Es decir, que carece por completo de capacidad autocrítica.